martes, 30 de junio de 2009

La mujer engañosa


Hijo mío, está atento a mi sabiduría,
Y a mi inteligencia inclina tu oído,
Para que guardes consejo,
Y tus labios conserven la ciencia.
Porque los labios de la mujer extraña destilan miel,
Y su paladar es más blando que el aceite;
Mas su fin es amargo como el ajenjo,
Agudo como espada de dos filos.
Sus pies descienden a la muerte;
Sus pasos conducen al Seol.
Sus caminos son inestables; no los conocerás,
Si no considerares el camino de vida.
Ahora pues, hijos, oídme,
Y no os apartéis de las razones de mi boca.
Aleja de ella tu camino,
Y no te acerques a la puerta de su casa;
Para que no des a los extraños tu honor,
Y tus años al cruel;
No sea que extraños se sacien de tu fuerza,
Y tus trabajos estén en casa del extraño;
Y gimas al final,
Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,
Y digas: !!Cómo aborrecí el consejo,
Y mi corazón menospreció la reprensión;
No oí la voz de los que me instruían,
Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
Casi en todo mal he estado,
En medio de la sociedad y de la congregación.
Bebe el agua de tu misma cisterna,
Y los raudales de tu propio pozo.
¿Se derramarán tus fuentes por las calles,
Y tus corrientes de aguas por las plazas?
Sean para ti solo,
Y no para los extraños contigo.
Sea bendito tu manantial,
Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Como cierva amada y graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,
Y en su amor recréate siempre.
¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena,
Y abrazarás el seno de la extraña?
Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
Y él considera todas sus veredas.
Prenderán al impío sus propias iniquidades,
Y retenido será con las cuerdas de su pecado.
El morirá por falta de corrección,
Y errará por lo inmenso de su locura.
(Pro 5:1-23)

Dios siempre nos quiere enseñar lecciones, lastima que aveces debemos equivocarnos para darnos cuenta.
Es muy difícil ver la verdad de las cosas, pero Dios siempre hace su voluntad, a algunos levantándolos, guiándolos, aconsejándolos, fortaleciéndolos, y algunos despreciando a Dios, inclinando su oído a palabras necias y guiando sus pasos a la maldad.
Quiera Dios que nos disponga a la persona correcta porque el estar con quien no agrada a Dios es solo para dolor, pena y desilusión.

1 comentario:

le chat rouge dijo...

Solo la sabiduria divina nos hace entender muchas veces el porque de las cosas y sacar una leccion positiva de aquello , esta en nosotros como humanos no olvidar y hacer caso a aquello para lo cual fuimos hechos, y por quien fuimos hechos .